viernes, 28 de marzo de 2008

Protagonista - AMANDA L. CARPENTER


"Sí, ya sé que nadie en su sano juicio se enfrentaría a la Consolidated Express por dos pavos la hora. Y por eso mismo debo hacerlo…"


Arquetipo: Abogada Idealista.
Motivación: Defender a los indefensos. Plantar cara ante los abusos de poder.

Todos los que conocen a esta joven abogada de carácter firme y decidido saben que podría estar trabajando para cualquiera de los mejores bufetes de Manhattan. Sin embargo, desde que hace un año y medio acabó sus estudios, Amanda se ha dedicado por entero a la defensa de causas justas: se ha especializado en la lucha de ciudadanos particulares frente a fraudes y abusos de las grandes compañías.

Por supuesto, ese tipo de casos apenas si le permiten salir adelante: vive en un pequeño apartamento que, al igual que el restaurante que hay justo debajo, pertenece a la familia de Jimmy Chen, un buen amigo de Amanda además de viejo compañero de facultad.
Pero, ¿qué relación une a Amanda con los anillos?


El vínculo hay que buscarlo en la "L" de su apellido y en su pasado. Aunque ha empezado una vida completamente nueva aquí en Nueva York, lo cierto es que Amanda nació y creció en un pequeño pueblecito de Texas llamado "Riverside".

Su padre era Samuel Lomax, pastor local y uno de los hombres más respetados y queridos de Riverside. Al menos hasta que a su mujer le diagnosticaron una extraña enfermedad degenerativa y la locura comenzó a hacer mella en el pobre sacerdote. En el intento por salvar la vida de su esposa, el padre de Amanda acabó cayendo en una malsana obsesión por el ocultismo… una obsesión que acabó por ponerle en contacto con la leyenda de los anillos.

Pasaron los años y Amanda se convirtió en una adolescente mientras su padre pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa, persiguiendo fantasmas y quimeras… Amanda vio como su madre se fue consumiendo hasta morir. Jamás perdonó a su padre: vendió la vieja casa y con el dinero se pagó los estudios en derecho.

Desde aquel día, Amanda no empleó más la "L" de Lomax. Tampoco volvió a saber nada de su padre. Lo cierto es que tampoco es que le importase gran cosa lo que aquel chiflado tuviera que contarle.

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